Gracias a la extracción de aire y la ausencia total de oxígeno en la bolsa, la proliferación de las bacterias está muy limitada, si no se evita incluso mediante el envasado al vacío.
Por lo tanto, la vida útil de los alimentos aspirados puede extenderse hasta su doble, o incluso tres veces más que el empaquetado estándar. Esta regla general es válida solo cuando se manipulan alimentos frescos y no después de que los alimentos hayan estado en contacto con la contaminación al aire libre.